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Mostrando las entradas de septiembre, 2015

Final tribal

  10 horas como sardina en una furgoneta, a lo largo de un aburridísimo camino de asfalto, fue lo que me llevó deshacer 12 días de travesía en bicicleta por caminos brutales. Cuando no me queda otro remedio que tener que subirme a un transporte público, no dejo de preguntarme cómo hice para viajar tantos años por este medio. Es espantoso. La diferencia es abismal porque todo ocurre a una velocidad que ni la mente ni el cuerpo pueden realmente absorber lo que está ocurriendo. Es como volver al mundo donde se vive en un correr perpetuo (aún me pregunto con qué fin) y hasta en Namibia, se corre tanto por sus pocas rutas de asfalto, que la gente se lleva puestos hasta los elefantes. Cada vez que esto ocurre, la policía confisca los colmillos de marfil y el cuerpo es carneado en la ruta misma por la gente de una aldea entera que lo cenará por varios días consecutivos. Así fue cómo finalmente llegué de vuelta a Windhoek, queriendo "carnearme" las piernas del dolor en los