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Mostrando las entradas de diciembre, 2014

Ángeles de Etiopía

De todo lo que he escrito hasta ahora de Etiopía, habrá quedado claro ya, que el problema principal con el que nos encontramos una y otra vez en este país es su gente, particularmente los niños y adolescentes. Desde el día en que llegamos, y hasta el día de hoy en que me encuentro escribiendo esto ya varios meses después de irnos, he estado tratando de entender, de encontrar una explicación coherente a este deleznable comportamiento. No sé si he encontrado una respuesta que explique todas mis inquietudes (y frustraciones), ni probablemente haya una sino varias respuestas, pero a través de conversar con gente que considero iluminada, he podido quizás acercarme al comienzo de la compresión. A estas personas, a quienes me gusta llamar los “ángeles de Etiopía” está dedicada esta entrada

Fe con sabor etíope

 ADVERTENCIA: muchos de los comentarios y opiniones que leerán a continuación podrán resultar muy ásperos, pero prometo que son el más fidedigno reflejo de la experiencia frecuentemente miserable de cruzar Etiopía en bicicleta. Dada la radical diferencia que existe entre quienes viajamos en bicicleta por este país (y de aquellos que andan por el mundo a pie),con los que viajan por medios motorizados, no me siento particularmente predispuesto a aceptar objeciones ni cuestionamientos de quienes no lo hayan atravesado de la misma manera. La región del Tigray fue el principal, y quizás el único motivo, por el cual nuestra ruta por Etiopía tuvo el doble de los kilómetros que lleva cruzar el país por la vía más corta. Pensé desde el principio, que si de todos modos debíamos sufrir Etiopía, pues entonces que al menos sea compensándolo con lo mejor que tiene para ofrecer. En mi caso, llevaba años deseando visitar esta enigmática región del mundo de prácticas religiosas milenarias y e

GIVE ME!

ADVERTENCIA: muchos de los comentarios y opiniones que leerán a continuación podrán resultar muy ásperos, pero prometo que son el más fidedigno reflejo de la experiencia frecuentemente miserable de cruzar Etiopía en bicicleta. Dada la radical diferencia que existe entre quienes viajamos en bicicleta por este país (y de aquellos que andan por el mundo a pie),con los que viajan por medios motorizados, no me siento particularmente predispuesto a aceptar objeciones ni cuestionamientos de quienes no lo hayan atravesado de la misma manera . En Gondar, luego de poco menos de 200 km de haber entrado en Etiopía, es donde la ruta que había planeado se separaba del camino que hacen virtualmente todos los ciclistas que pasan por aquí. Si bien esto involucraba casi duplicar la distancia que nos llevaría cruzar el país, alejándonos de las comodidades de la ruta principal, llevándonos por caminos muy duros y en mala condición, lo cierto es que la ruta del Tigray nos llevaría tambi

YOU!

ADVERTENCIA: muchos de los comentarios y opiniones que leerán a continuación podrán resultar muy ásperos, pero prometo que son el más fidedigno reflejo de la experiencia frecuentemente miserable de cruzar Etiopía en bicicleta. Dada la radical diferencia que existe entre quienes viajamos en bicicleta por este país (y la de aquellos que andan por el mundo a pie),con los que viajan por medios motorizados, no me siento particularmente predispuesto a aceptar objeciones ni cuestionamientos de quienes no lo hayan atravesado de la misma manera. La tarea de leer, investigar y preguntar sobre un país que planeamos visitar casi siempre precede a la llegada y es una tarea que lleva un tiempo indeterminado . Soñamos, nos informamos, aprendemos y procuramos saber lo más posible con el fin de que las cosas salgan bien. En el caso de Etiopía, a diferencia de la mayoría de los países, la información que obtenemos através de otros ciclistas y caminantes, nos pinta un panorama nefasto con hist